Ha pasado el primer mes desde que me instalé en el Museu de Belles Arts de Castelló bajo el programa Cultura Resident del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana.
Estas cuatro primeras semanas han supuesto una investigación profunda de los movimientos que existen en torno a la fotografía contemporánea, especialmente en Valencia y Castellón; una búsqueda de autores de corto y medio recorrido, de colectivos, de propuestas independientes y de agentes implicados en su difusión. El archivo de Raïm sigue creciendo, y en paralelo me encuentro con estos agentes para que me orienten sobre las líneas a seguir.
Esta mañana me reúno con Vicent Tena, fotógrafo, miembro del colectivo Imogen Calei y promotor del Photobook Club Castellón, en una cafetería cercana. Llega con una energía arrolladora. Pide un café solo. Saca un folio plegado en cuatro y un bolígrafo, y enseguida comienza a plantear sus reflexiones sobre el panorama fotográfico de Castellón. Faltan autores, pero haberlos haylos, dice. Faltan autoras, y especulamos sobre las causas. Pero hay ganas, y curiosidad. Eso le mueve.
Menciona una frase que me llama la atención: la gente no quiere sentarse a escuchar, quiere sentarse a comer. Se refiere a la importancia de transformar los formatos en algo más relacional, que implique intercambio, conversación, contacto. Que la fotografía es una actividad solitaria es un mito que debemos romper por la propia supervivencia del contexto.
Vicent habla de una afluencia en el PBC que supera sus expectativas. También el aforo. En apenas dos meses de vida ya reúne a 40 o 50 personas interesadas en libros de fotografía en una misma sala y los pone a debatir entre cervezas. Y es que esa es la importancia de ese tipo de propuestas: crear un movimiento, poner en contacto y potenciar nuevas sinergias.
No dejéis de seguir las actividades del Photobook Club Castellón, no han hecho más que empezar.
Por: Estela Sanchis
