Ya sea porque últimamente se ha colado de forma espontánea en más de una conversación o porque sorpresivamente me han preguntado sobre ello en otros ámbitos o lugares, ahora que termina el año me doy cuenta de que de un tiempo a esta parte no he parado de escuchar o decir algo, como si de un mantra se tratara: la fotografía en Valencia está en un gran momento. Y todo apunta a que es cierto: hay talento, madurez, compromiso y escena. O panorama, llamémosle como queramos, el caso es que es plural, abierto, divertido y poseedor de una energía que cada vez engancha a más público. Y ha sido construido entre muchas y muchos, con generosidad e inteligencia, eliminando recelos, creando lazos. Un logro colectivo llevado a cabo a fuego lento por los diferentes engranajes que hacen que un movimiento pueda adquirir músculo y confianza. Me apetece celebrarlo, especialmente desde aquí, más si cabe un día como hoy en el que el Raïm va a estar tan presente. Lo hago proponiendo 12 nombres, 12 fotógrafos y fotógrafas a descubrir, 12 campanadas de la fotografía valenciana.
1. Mati Martí
“Mati, ¿en qué andas? Jorge, estoy con un proyecto nuevo, pero es un poco loco, ¿quieres que te enseñe? Está hecho al lado de tu barrio.” E inmediatamente tus dedos están pasando fotos disparadas con película de medio formato en un smartphone mientras ella te cuenta con perceptible emoción que ha estado yendo al circuito abandonado de F1, ha contado todas y cada una de sus entradas forzadas y construido piezas de madera a medida pintadas con un spray de marcado temporal rojo para llevar a cabo una acción y registrarla. Un conjunto de filigranas que en manos de cualquier persona significarían peligro inminente de “paja mental”, en las suyas se traducen en un proyecto sólido, estimulante y afinado. No en vano, RED (el libro resultante de todo esto) recibió en Barcelona el premio Arts Libris 2018.
2. Gema Polanco Asensi
Al trabajo de Gema he llegado tarde, hace tan sólo unos meses. Para mí ha sido un hallazgo, como la serie que nadie de tu entorno te ha recomendado nunca y un día descubres por casualidad. Desde ese momento he entrado en su web muchas veces: ayer 5 minutos, hoy 10, y así. La razón es simple: sus proyectos me han generado la necesidad de volver, de enfrentarme a ellos de nuevo, de releer los textos, de pensar en los títulos, de prestarles mejor atención a las imágenes, de descifrar sus capas. Tal y como los leo, caminan entre un folklore difuso y difícil de explicar y la voluntad férrea de asumir riesgos. Su proyecto “Como Dios Manda” ganó la convocatoria HACER de PhotoEspaña 2018 y fue expuesto en la sala El Águila.
3. Francesc Planes
Francesc es de mi pueblo, pero nunca hemos tenido relación. Ser de diferentes generaciones y de un lugar cuyo lema es “Massamagrell, cada u pa d’ell” seguramente no haya ayudado. De él sí me han hablado. Bastante. Siempre en círculos de Valencia, y en más de una ocasión con un tufillo algo hater, como de sospecha: “está de moda”, “es muy estético”, “es que le ha hecho fotos a Yung Beef y Rosalía”. Vale, para, vamos a verlas. Joder, pues molan mucho eh, tienen personalidad. No es fácil crear todo esto y menos con 23 años. Además, he leído una entrevista que le han hecho en EL PAÍS y el chaval tiene coco, sabe muy bien de lo que habla. Estar en el punto de mira tan pronto no debe ser fácil, pero tampoco un problema si tu trabajo es auténtico como el de Francesc. Os invito a descubrirlo, mirar lo que hace con los cuerpos.
4. Esther Navarro
No me gusta el verbo pero llevo muchos años consumiendo fotografía y últimamente me estoy despegando un poco de ella. Pero el ancla pesa demasiado y aunque explore muchos otros territorios siempre acabo volviendo de una u otra manera. En un estado así, encontrarte con la obra de Esther es un regalo. Ella transita la periferia del medio, allí se abastece de elementos marginales como la parte inservible de un negativo o un error informático en un archivo y los somete a diferentes procesos que fluctúan entre el azar y el control para transformarlos en imágenes pictóricas, seductoras, abstracciones que se relacionan con el espectador más allá de los temas y la razón. Su proyecto “Light Out” ha formado parte del ciclo ENFOCO de CentroCentro en Madrid, donde ha realizado una exposición individual este año. Recientemente, también ha participado en una exposición colectiva en la Sala Parés de Barcelona tras ganar el premio Art<35.
www.esthernavarrodominguez.tumblr.com
5. Mario Zamora
Desarrollar un trabajo crítico, coherente con tus ideales y tu posición en el mundo sin caer en los clichés que lamentablemente caracterizan a una parte importante de la fotografía con fines comprometidos. Todo un reto que quizás asuman mejor las próximas generaciones, cuyos imaginarios tengo la impresión de que poco a poco se están vaciando de picados, contrapicados, grandes angulares o desenfoques tan manieristas como impostados. Por suerte, también existen miradas alternativas como la de Mario, quien ha estado los últimos 4 años construyendo State of Matter/Matter of State. Un proyecto que además de poner encima de la mesa problemas y señalar culpables, probablemente logre su mayor efecto generando pedagogía a su alrededor. Los retratos de directivos de grandes multinacionales castigados por la naturaleza a modo de vudú son agitadores, pero que tu trabajo fotográfico funcione como antesala de otras acciones me parece un gesto superior. Lo pudimos comprobar en la abarrotada conferencia que dio el pasado mes de octubre en Castellón la antropóloga, ingeniera y activista ecologista Yayo Herrero, en el marco de la exposición individual que Mario tuvo en la Llotja del Cànem.
6. Enrique Escandell
No tengo ni idea de graffitis pero cada vez me atraen más. Antes no les prestaba atención y ahora me suelo fijar en ellos o sigo por Instagram a gente que pinta. Intento averiguar por mí mismo si una pieza me parece buena y por qué, aunque es complicado. Es una de las disciplinas artísticas que me parecen más difíciles de valorar porque en ella se manejan códigos que a la mayoría se nos escapan. Enrique es fotógrafo pero antes ya era escritor de graffiti, comenzó a los 11 años. Acaba de publicar “Subterráneos”, un fotolibro que documenta con crudeza y en primera persona las vivencias de la estirpe más hermética e inaccesible que existe dentro de este mundo: los escritores de metro. Moscú, Atenas, Nápoles, París, Valencia, Bruselas, Madrid o Berlín son algunas de las ciudades que ha recorrido subterráneamente hablando, aunque durante el proceso de creación del trabajo cambiara el spray por la cámara. Bajo el título “Player 2” este proyecto estuvo expuesto durante el pasado verano en la Kursala de la Universidad de Cádiz.
7. Selen Botto
Selen es de Torino, tiene raíces turcas y reside en Valencia desde hace varios años. Su fotografía tampoco tiene sede fija y hace malabares entre el caos, la armonía, el exabrupto y la elegancia. Me persuade la capacidad que tiene para sacarse de la chistera imágenes inesperadas, vacilonas, que lejos de caer en saco roto, se acumulan para tratar de ordenar estímulos cotidianos. Le sigo la pista desde hace tiempo y me interesa la evolución de sus proyectos: en los dos primeros, “Punto de vista” y “Colección de encuentros”, el peso recae en las relaciones visuales entre encuadres, luces, colores o geometrías. El siguiente, “Habitar fuera de campo”, creo que marca un antes y un después en su trabajo porque está compuesto por imágenes cargadas de intención que nos conducen hacia una determinada forma de relacionarnos con nuestros hogares y con los objetos que compramos o desechamos. Hace poco ha comenzado a desarrollar una nueva serie, titulada por ahora “Mar de Noche”, que me tiene muy enganchado.
8. Laura Silleras
El tipo de fotografía en la que la energía de quien la hace transforma radicalmente el comportamiento de las personas ante la cámara siempre me ha fascinado. Fotógrafos y fotógrafas que saben provocar, que son inteligentes en sus gestos, que escuchan y tienen paciencia antes de disparar, que cuando lo hacen es porque la realidad ya ha sido moldeada a su gusto y sólo queda apretar el botón. No conozco a Laura pero me la imagino así. Como una fotógrafa más interesada por las experiencias que por los conceptos. Preocupada por la relación que sus fotografías mantienen con su propia vida y con la de los seres humanos a los que retrata. En cualquier caso, todo esto son imaginaciones mías. Fue ganadora de la II Edición de la Beca Fragments y el próximo mes de marzo realizará una exposición individual en el MuVIM, además de publicar su primer libro sobre el proyecto que está realizando en el Cabanyal, barrio en el que creció antes de volar por el mundo.
9. Anna Peixet
“La chica de los revelados extraños”. Así es como se hace llamar en algunas ocasiones. Con su permiso, me gustaría añadir “cargados de sentido”. Porque Anna no ha utilizado agua contaminada de uno de los parajes naturales más degradados de la isla de Ibiza para revelar los negativos de su proyecto “Niu de merda” de forma gratuita. Con ello, deja patente hasta qué punto alterar el proceso implica alterar el resultado, en este caso la imagen, es decir, todo. Esta intervención, realizada de forma similar en su otro trabajo “Esmús”, no sólo potencia el discurso sino que lo construye. Por eso, aunque tenga menos tirón, prefiero decir “la chica de los revelados oportunos”. El pasado mes de noviembre Anna expuso “Niu de merda” en el mítico Bar Gestalguinos y “Esmús”, palabra ibicenca que significa “tristeza”, en Espacio de Luz en Ruzafa.
10. Pablo Chacón
A lo largo de los últimos años Pablo ha realizado diversos proyectos personales en torno a un tema no sólo delicado sino también tabú: la muerte. El primero es “Autopsia”, en él lo hace a través de accidentes de tráfico ocurridos en carretera españolas, a los que acude 24 horas después del trágico desenlace para fotografiar de forma aséptica el paisaje. También recoge restos del suceso como trozos destrozados de vehículos y objetos personales de las víctimas, como si de un fotógrafo forense se tratase. La serie se completa con fotografías microscópicas, abstractas, que lejos de querer ahondar en la vertiente más documental, tratan de acercarnos a un plano más existencial. Su segundo trabajo se titula “Colapso” y habla del suicidio, una de las mayores causas de muerte en todo el mundo. En él fotografía de forma muy cruda, tan sólo con un fondo oscuro detrás, todo tipo de objetos reales utilizados por personas para suicidarse. La trilogía sobre la muerte se completa con un último proyecto por ahora no publicado que se titula “Gástrico”, en el que reflexiona sobre la muerte y la contaminación marina a través de los objetos encontrados en los estómagos durante las necropsias que se les practica a los animales hallados muertos en el mar Mediterráneo.
11. Nieves Mingueza
Conocí el trabajo de Nieves hace muy poco, apenas unas semanas, a raíz de su actual exposición en Valencia. Por suerte, en su web tiene subidos nada menos que 20 proyectos que a pesar de haberlos revisado rápidamente, me parecen enormemente sugerentes y misteriosos, lo suficiente como para tener su nombre bien anotado en la libreta de tareas para 2019. Además, hasta el próximo 4 de enero se puede visitar la exposición “Here I Am” en La Rambleta, que a través de una serie de piezas de collage y un poema realiza un retrato muy particular del autismo en la niñez. Un trabajo muy personal, y es que Nieves vive en Londres desde hace 5 años, donde trabaja como educadora en un colegio especializado en niños y niñas autistas.
12. Juan Margolles
Qué bonito terminar así para poder desembocar en el mar. De la misma forma que el Turia y ahora que lo pienso también que Juan, es decir, llegando de fuera y atravesando Valencia. Porque visto ahora, con distancia, podría parecer que Margolles vino de Argentina con la única misión de aportar: ilusión, compañerismo, trabajo, honestidad, una mano, un pie, cualquier cosa, incluso grandes proyectos fotográficos. Qué bueno que viniste boludo.
Feliz año a todos y todas.
Jorge Alamar (1985)
Estudió Comunicación Audiovisual en la Universitat Jaume I de Castellón. Es fotógrafo, docente y gestor cultural en el ámbito de la fotografía. Dirige La Fotoescuela e impulsa junto a Marta Martín Núñez el proyecto Dispares, que tiene como objetivo conectar y dar visibilidad a la actual generación de la fotografía en Valencia.
